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¡Brum, brum, bruuuuuuuum! ¡No me he bajado de mi mococicleta desde mi cumple! ¡No me han visto ni el polvo! ¿Y sabes qué es lo mejor? Les puse tal mareada a todos que no pudieron agarrarme cuando fui por provisiones al cajón de las golosinas. ¡Ja!
Luego te cuento bien porque ahorita no quiero preocuparme, pero oí algo de que estaban trabajando con unos pigmentos muy viscosos para... ¡cambiarme el color! No, señor. A mí nadie me cambia nada si yo no quiero. ¿Cómo ves? Resulta que un montón de lectores han dicho que sea azul o rojo? ¿¡Quién querría ser azul o rojo!?
Ok. Termino de contarte. Estábamos con el asunto de los regalos, ¿verdad? Pues me marearon tanto con la pizza y el pastel que ya casi se me olvida que ningún cumple está completo si no hay regalos, así que me puse a buscar de reojo por todos lados para ver si había pilas y pilas de cajas de regalo... ¡y nada!
Aquí entre nos ya me estaba poniendo nerviosito cuando de repente la gran jefa y Hec destaparon algo y... ¿qué crees que era? ¡Una mococicleta!!!!!!!!!!!! Toditititita para mí. ¡Uyuyuy! ¡Esta superWOW! ¡Ya no voy a necesitar agarrarle la patineta a la gran jefa! Luego-luego me trepé y ¡vámonos!
Bajé al piso de hasta abajo porque allí hay una fuente poco profunda y me la pasé de pelos bañando a los despistados que pasaban por ahí, luego volví a mi fiesta y di tres vueltas sobre la mesa de la sala de juntas y de allí al jardín. ¡No me vieron ni el polvo! Con decirte que cuando regresé a Nick ya todos se habían ido a su casa...
Ahora ya sabes por qué ayer no te conté: la verdad es que estuve como Gussi con juguete nuevo... ¡Vivaaaaaaaaaaaaa!
¡Ah! Pero tengo que decirles que no sean tan inconscientes y que necesito un casco (y goggles y botas de piel y chamarra de cuero...).
Chao.
¿Te acuerdas que quería llorar porque NADIE se había acordado de que era mi cumple? ¡Pues lo hicieron adrede! Sin que me diera cuenta los Nickos llenaron de globos la sala de juntos de la acrópolis (o sea, el piso de hasta arriba, donde sólo habitan los gran-gran-gran-gran-gran-jefes), pidieron OCHO pizzas, todas de peperoni, unas gaseosas (refrescos, por si no lo sabes) y un pastel de chocolate que estaba tan pero tan bonito (aunque suene cursi) que hasta pensé en no partirlo.
Pero claro, después dije: "¡Chocolaaaaaaaaate, ahí te voy!". Me hicieron darle mordida y me clavaron en el pastel. ¡Qué rico! Imagínate: Tenía pastel por arriba, por abajo, al frente, atrás y a los lados. ¡Uyuyuy, qué atascón me di!
La gran-gran jefa subió y entre refresco y refresco y aprovechándose de todo el chocolate que había comido (la panza me creció al triple) quiso sacarme el paradero (o sea, dónde está) del dragón. ¿Te acuerdas que me lo llevé de su oficina? Pero no caí y no se lo dije. El dragón es mi brother y es toditito mío.
Ok, ok. Eso no importa. La cosa es que allí estaba yo patinando sobre el pastel (¿te dije que tenía la cubierta de chocolate lisita-lisita, y que hasta podía ver mi reflejo en ella?), pensando que el reven había estado supercool cuando me acordé: ¿y los regalos?
¡Uy! Me tengo que ir. Están pidiendo voluntarios para limpiar la sala de juntas y no quiero que me echen el ojo. Al rato te cuento.
¡Hoy es mi cumple y nadie se ha acordado! ¡¡¡¡Quiero llorar!!!!
Aquí estoy en Times Square de noche...
Luego en el Museo de Arte Moderno, que es de lo más cool.
Y acá disfruto de la vista en la punta del Empire State, el edificio más alto de Niullorc. ¿Verdad que salgo guapísimo en todas?
Ahora ya sabes que no es que se me hubiera olvidado escribirte sino que tuve otras cosas que hacer. ¡Sí! ¡Me fui a Niullorc!!! (Ya sé que se escribe Nueva York, pero ¿a poco no se ve supercool "Niullorc"?)
¿Quieres saber cómo le hice?
Ok. Te cuento: El miércoles pasado estaba yo muy calladito porque me había echado tres rebanadas de pizza cuando oí a la gran jefa decirle a Hec que se iba a New York (así se escribe en inglish, por si no lo sabías) para ver a los de Nick que están allá, y entonces yo me dije: "¿de qué sirve tener pasaporte y visa si no voy a ningún lado?". Soy un genio, ¿no? Pues entonces pensé cómo hacerle, porque lo que no tenía eran dólares para el boleto, y se me ocurrió que la única cosa sin la cual la gran jefa no va a ningún viaje es su cámara, así que me metí en el maletín y ¡a volar!
La gran jefa ni cuenta se dio que estuve por la ciudad de los rascacielos con ella hasta hoy que reveló sus fotos. ¡Uyuyuy! ¡El berrinche que pegó! ¿Qué tiene de malo que haya salido en todas sus fotos? Ni que eso las arruine, ¿o sí?
¿Con qué crees que jugué hoy toda la mañana? ¡Con un Wii! Y por si todavía no te das cuenta de por qué esto es tan importante, a ver, ¿qué día es hoy? Martes 14. ¡Por eso! ¿No? ¿Ni así? ¡¡¡¡Pues porque el Wii no sale a la venta sino hasta el domingo 19 y yo ya jugué con uno!!!! ¡Debo ser el primero en el planeta que lo usa!
Lo malo es que después pasó Hec, me dijo que los videojuegos te alteraban el cerebro y que los juegos autóctonos eran mejores. La palabra "autóctonos" me sonó francamente interesante y bien creidote lo seguí hasta su lugar para ver a qué se refería. Me dio un palo de madera amarrado a un barril y dijo: "Ten. Se llama balero. Avientas el barril y tiene que caer en el palito". ¿Y sabes qué pasó? Pues que aventé el barril ¡y me cayó encima! ¡Puaj! Me hizo puré.
¡Y luego dicen que los videojuegos son malos..!
El viernes la gran jefa le dijo a Hec que tenían que hacer unas cosas hipermegaultra secretas. Se ve que Hec ya sabía de qué hablaba porque luego-luego le dijo a Fito y a Citlalli que lo siguieran, y los dos se levantaron de sus sillas diciendo: "Sí señor, lo que usted diga, señor", y se fueron derechitos detrás de él a la sala de juntas. Vi que llevaban unas tijeras, cartulina y un bote de pegamento.
Como sabes, soy muy bueno para esto de averiguar qué pasa, así que pensé seguirlos pero, entonces, me cayó el veinte: ¡el camino hacia el cajón de las golosinas estaba completamente libre! Y como la gran jefa puso a Irmin y a Tania a hacer no sé qué, ¡nadie se estaba cuidando de mí!
¡Ja!
Así que rápidamente me trepé en la patineta de ya sabes quién y con un lápiz, así como le hacen los de las trajineras de Xochimilco, me impulsé hacia el tesoro.
Todo salió perfecto. El cajón estaba abierto porque Fito había sacado una paleta de tamarindo cuando Hec lo llamó y, claro, por obedecer de inmediato se le olvidó cerrarlo. ¡Uyuyuy! ¡El tesoro estaba como nunca!!!!!!!!!!!!
Y lo que sigue no sé si fue tan malo. Cuando regresaron de su dizque junta secreta, Citlalli se dio cuenta de que el cajón de las golosinas estaba abierto y lo cerró. Como yo me había metido una galleta completita a la boca no pude decir que estaba allí y ¡zas! que me quedó todo el fin de semana sin poder salir. ¿Te imaginas el atascón que me di?
Lo siento, chavos. Creo que les dejé tres moronitas y una uva pasa.
¡Ja!
Como soy un genio, me doy cuenta de que algo se trama Hec. Bajita la mano, sin hacer ruido, se consiguió ya a un par de aliados para el área Diseño Editorial-4M que él dirige. (Si te preguntas qué significa "4M", ahí te va, según sus palabras: Maravilloso, Magnánimo, Milagroso y Majestuoso.)
Como te contaba, ahora tiene a dos de aquel lado, Citlalli y Fito, y los hace decirle "señor": "Sí, señor". "No, señor". "Lo que usted diga, señor"... ¡y creo que hasta venir vestidos como él! (Hoy los tres traen pantalón caqui y playera negra. Parece que van a cantar en el mercado sobre ruedas de la esquina.) ¿Cómo le hace? ¿Les llamará en la noche para avisarles qué colores escogió para el día siguiente? ¡Tengo que averiguarlo!
Lo de los aliados francamente no me importaría excepto que sus lugares justo están en la ruta que yo usaba para sustraer cosas del Cajón de las Golosinas sin ser visto, lo cual significa que tendré que encontrar otro camino que, además, esquive a Irmin, el pupilo de la gran jefa.
Por lo pronto ya me conseguí un pay de piña y un tamarindo picosito así que de aquí a mañana no me queda más que... ¡¡¡¡rockanrolear!!!! ¡Ya es viernes!
¡Me muero de sed! ¿A poco eso es muy difícil de entender? Bueno, pues parece que la máquina de refrescos, que también vende botellas de agua, no lo capta. ¿Será retrasada, o qué? Ya se lo pedí amablemente, ya le eché cinco pesos, ya la patee ¡y no me da nada! (y cuando la patee me fui por debajo de la máquina y está requetesucio; salí negro).
¡Grrrrrrrrrrr!
Y todos se fueron a festejar el cumpleaños de Milchangos y por eso no hay ningún nicko que me ayude. ¡Demonios!
Ya no te voy a escribir más por hoy. No estoy de humor.
¡Uyuyuy! Creí que nadie vendría hoy porque es Día de Muertos y seguro preferirían irse a pedir calaverita —sobre todo cuando vieron el éxito que yo tuve ayer—. Ah, ¿no te conté eso?
Pues resulta que la gran jefa tiene sobre su escritorio un vaso con agua y un Patricio adentro. No EL verdadero Patricio, sino uno de mentiritas. Así que con un lápiz y un clip me hice una caña de pescar y lo saqué de allí, lo sequé con uno de sus clinecs (¿así se escribe? ¿son "kleenex"? ¿Clynex? ¿clyhnecz? Bueno, como sea) y me metí en el monito, o sea, el Patricio. Luego agarré una calabacita que trajo Tania y me fui por toda la editorial pidiendo mi calaverita. ¡Uy, no sabes cuántas cosas me dieron! Nomás con decirte que tuve que regresar al lugar de la gran jefa y, sin que se diera cuenta, llevarme su patineta (sí, aunque no lo creas anda en patineta en la editorial. Dice que así llega más rápido a la impresora, a la copiadora y al comedor). Y ya armado con vehículo ¡me dieron todavía más cosas!
Cuando regresé a Nick todos me vieron con cara de "¿cómo le hiciste, enano respondón?", y yo nomás puse cara "pues ya vieron, mis chav@s" y hasta pasé frente al cajón de las golosinas, pero como estaba cerrado con llave no supe si yo tenía más dulces o si había más en el cajón.
Pero no me importó.
Me fui a mi covacha y ¡a disfrutar se ha dicho! Hasta me eché una pestañita, y me la hubiera seguido de no ser porque me despertaron los gritos de la gran jefa buscando su patineta, porque quería ir al baño (¿a poco no puede caminar medio kilómetro, caray?).
Y ya.
Bye.
¡Ah! Y les hice unas calaveritas a los Nickos (así les digo a los de Nick):
• Para la gran-gran jefa
La gran-gran jefa estaba muy atolondrada
revisando proyectos y haciendo números.
Por eso no se fijo que de la alborada
surgía una figura muy flaca que sólo comía romeros.
Entonces la gran-gran jefa vaciló
y de su escritorio se levantó,
pero ya no pudo hacer nada
La calaca con sus manos huesudas se la llevó.
• Para Hec
Frente a su computadora
Hec se la pasa diseñando, diagramando y armando,
y sobre su escritorio, con la otra mano,
no para ni un momento de estar dibujando.
Y tan clavado estaba en la pantalla del monitor
que nunca vio lo que su otra mano dibujaba
y cuando volteó y lo miró puso cara de terror
porque era la mismísima Muerte negra que lo agarraba.
• Para Tania
Tania camina despacito
como si tuviera miedo de hacer algún ruidito
y aunque come mucha más pizza que yo
parece que no engorda ni tantito.
Pero un día colgó en su lugar un calendario con figuras macabras
diciendo que era muy cool tener allí al chupacabras
y cuando menos se lo imaginó
uno de esos seres su tumba le cavó.
• Para la gran jefa
Para ahorrar tiempo por la oficina anda en patineta
y guarda la llave del cajón de las golosinas para que yo no saque ni una paleta.
Pero una noche ya muy tarde vino una huesuda y le dijo que no comía
ni un dulce ni un pan ni nada dulce desde ese mediodía.
Pero la gran jefa no se dejó impresionar
y por nada del mundo le permitiría con sus huesos sacar
chocolates ni biscochos ni bombones
Así que la huesuda la metió al cajón y al otro mundo se la llevó a empujones.
• Para Gussi Green (o sea, yo)
El más audaz, valiente, verde e inteligente
era Gussi Green quien a la revista Nick sabor le ponía.
Se disfrazó de Patricio y hay que ver lo que le dio la gente
frutas, dulces, golosinas y cosas ricas que él se comía.
Y siendo así de maravilloso, lo máximo, guapo e increíble
a La Muerte le dio envidia no poder ser como él
y vino a jalarle de los pelos, pero como no le encontró ninguno, no pudo
y entonces eso de llevárselo a ultratumba resultó imposible.