¿Y si en lugar de blog me mudo a Facebook?

sábado, mayo 30, 2009

Sí es malo

Ok, a ver. Si el dragón que nos está atacando fuera la mamá de mi dragón, ¿no creen que mi dragón ya lo hubiera reconocido o ella a su hijo? No, la cosa no va por ahí. Además, se me hace que es un "él".

La cosa es que decidimos que no podemos escondernos para siempre. Así que salí a ver quee averiguaba. El muy malvado está en la cima de una montaña desde donde podría vernos en cuanto nos movamos (bueno, a mí no, pero a mi dragón, sí).

Además, ha estado enviando mensajes (esto lo sé porque los dragones usan humo para comunicarse, así como los indios estadounidenses). De hecho, me estoy aprendiendo el abecedario para entenderles.

Pero mientras, hay que comer. Lo malo es que ni modo de pedir pizzas a la tercera cueva de la izquierda, detrás de la roca grande, ¿verdad? Y menos imaginar que van a llegar en media hora o menos. Así que no me ha quedado más que juntar moras, ciruelas y olivas. Menos mal que en la cueva se filtra agua (y que sabe tan rica). ¿Saben lo que es alimentar a un dragón? ¿Cómo puede alguien comer tanto? Es una barbaridad.

sábado, mayo 23, 2009

Otra vez el verde

Creíamos estar a salvo en España. Nos escondimos en unas montañas donde plantan olivos (¡ah, qué ricas aceitunas!) y estábamos comiendo paella de un restaurante cercano (el pobre cocinero no entendía por qué se le acababa tan rápido lo que preparaba. ¡Ja!) mientras dibujábamos un mapa para llegar a la república Checa, que es donde el dragón cree que está perdida su mamá.
Pero hace una semana el enorme dragón verde que salió del mar nos encontró aquí.
Imagínatelo, blogcito mío: Mide como diez metros. Sus escamas brillan y son del mismo tono de verde que las esmeraldas. Tiene el cuello largo y la cabeza coronada por cuatro cuernos. Sus ojos son rojos, como si tuvieran fuego adentro y lanza unas llamas que ni te cuento. Cuando ruge, me pongo chinito porque suena como a cien tambores batiendo al mismo tiempo. Hemos visto a la gente correr asustada a sus casas sin saber de qué se esconden. Sus alas no salen de los homóplatos, como los dibujan en casi todos los libros, sino de todo su lomo, y se ven musculosas pero muy flexibles. Cuando las abre se ve que están controladas por un músculo tan fuerte y grande como sus patas, pero que termina en un espolón (como un gancho) en la punta. Forman una especie de T perpendicular a su cuerpo y redondeada, como si extendiera una capa semicircular. Y todavía no te platico de sus garras. Sus uñas podrían abrir un tren o un avión como si fueran latas de anchoas (por cierto, no me gustan las anchoas). Su vientre es amarillo y las palmas de sus patas, tan rojas como sus ojos. Es una cosa de pavor.
Lo que me da risa es que no tiene cola. No sé si así sea o si la perdió en alguna batalla.
Ha estado sobrevolando la zona donde estamos escondidos. Estoy seguro de que no nos ha visto (si no, ya nos habría hecho chicharrón), pero sabe que no estamos lejos y quiere cazarnos.
Tenemos que encontrar la manera de distraerlo, de hacer que se vaya a otro lado para que nosotros podamos continuar. ¿Alguien tiene una buena idea para lograrlo?

jueves, mayo 14, 2009

Ya pasamos España

No había podido escribir porque mi iPod se descargó. Pero en España encontramos a un científico loco, con todo y cabello morado, a quien no le sorprendió nada mi presencia ni la del dragón. Lo único que dijo fue: "Ah, un dragón".
El caso es que le expliqué el problema y nos regaló un minigenerador recargable con luz solar o viento. Lo bueno es que la chunche esta es pequeña y que el dragón la carga, que si no...
Bueno, pero para hacer la historia corta, volar de las islas Azores a Portugal nos dio un miedo del demonio. Digo, porque capaz de que nos salía el maldito dragonsísimo aquel...

domingo, mayo 03, 2009

¡Casi nos matan!

Blogcito mío, no te había escrito porque todavía no se nos pasa el susto.

Estamos escondidos en una isla que se llama Terceira y que pertenece a Portugal (de eso me enteré cuando ordenamos las pizzas). Pero antes de llegar aquí veníamos volando sobre el océano, como te conté, cuando se desató una tormenta con rayos y todo.
Yo me aseguré de tapar bien las cajas de donas porque eran las únicas provisiones que nos quedaban, y el dragón se aseguró de evitar los rayos (buen trabajo en equipo, ¿no?), pero en eso, del mar, salió como flecha un dragón enorme con escamas verde esmeralda que parecían emitir luz propia cada que caía un rayo. Sus alas medían más de 12 metros de envergadura y eran amarillas como la yema de un huevo. Tenía ojos de un rojo intenso que nos miraban como si fueran cañones láser, y desde que lo vimos venir supimos que sus intenciones no eran buenas. Se lanzó hacia nosotros con las garras de sus patas hacia adelante, como si pensara clavárselas en el vientre a mi dragón cual brocheta de domingo. Cada garra era como un cuchillo afilado de al menos 30 cm de largo.
A mi pobre dragón casi le da un infarto.
Pero entonces le dije que como él era más pequeño y joven, seguramente podría perder al grande metiéndose entre las nubes y maniobrando con vueltas muy cerradas tratando de que un rayo le cayera al grandulón —y no a nosotros, claro—.
Así estuvimos, con el otro casi pisándonos la cola como veinte minutos.
Los rayos caían por todos lados y el ruido de los truenos era ensordecedor. El dragón grande comenzó a echar fuego por el hocico y yo pensé que le iba a tatemar la cola a mi dragón y, de paso, a echar a perder las donas.
Pero mi dragón fue superhábil y se puso a cazar rayos, lo cual no parecía tan difícil porque caían por todos lados. En una de esas dimos una voltereta como en U invertida hacia el agua, como si quisiéramos hundirnos en el mar, y cuando el dragón grande casi nos agarra el mío dio vuelta a la izquierda y aceleró. Fue entonces cuando vi un rayo atravesar al dragón villano. Se retorció y emitió rugidos que seguro se escucharon hasta la Antártida, y después cayó al agua como plomo. No volvimos a saber de él.
Afortunadamente, después de eso vimos tierra firme y volamos a escondernos en una cueva. Nos moríamos de miedo.
Ahora la pregunta es, ¿por qué un dragón querría hacerle daño a otro?
¿Tú qué opinas?