¿Y si en lugar de blog me mudo a Facebook?

sábado, noviembre 28, 2009

¡Hoy es mi cumpleaños!

Hoy es mi cumple y estoy solo en un árbol.
No pizzas.
No donas.
No pastel.
No golosinas.
No regalos.
No fiesta.
No nada.
Y pensar que el año pasado me la pasé tan bien en mi cumple y armé tal relajo que luego Los Nick pasaron horas limpiando. ¡Qué divertido!
Y ahora...
Aquí, solito, buscando a mi dragón.

Pero, ¿sabes qué, blogcito mío? Cuando lo encuentre, y créeme, lo voy a encontrar, vamos a organizar el reven más recontramegacool del planeta. Y vamos a celebrar muchas cosas, entre ellas, mi cumple. Ya verás. Si no, dejo de llamarme Gussi Green.

viernes, noviembre 20, 2009

¡Casi me agarran!

Me escondí requetebien y el dragón ese por más que buscó y trajo a otros, no dio conmigo. Eso sí, lo único que yo pensaba era, ¿y si echan una bocanada de fuego? No sólo van a quemar las hojas secas, sino también mi lindo traserito. Pero no, nomás revolotearon por aquí y por allá y al final encontraron una piedra verde muy brillante (aquí entre nos creo que era un vidrio de botella que estaba desafilado por encontrarse en la orilla de un lago). Por lo visto, al final eso les encantó y hasta se pelearon para ver quién se lo quedaba.

Por mi parte, mientras no me agarren a mí, que agarren lo que quieran.

Lo que sí es que como pisaron la orilla del lago, pude ver bien sus huellas, y confirmo mi teoría de que no todos son iguales. Dos de ellos tenían patas con tres dedos, y cada “uñita” es más larga que yo. Digamos que si me hubiera caído en una huella, habría tenido serias dificultades para salir además de que fácilmente podrían haberme descubierto. El tercer dragón, sin embargo, dejó claramente marcadas cuatro dedos y garras que nomás marcaron un hoyo, así que supongo que son muy curvas y terminan en punta como aguja. En ningún caso quisiera verme entre las de nadie, así que más vale que me ande con cuidado.

Lo que más miedo me da es que un dragón se haga invisible y, estando así, él me vea pero no yo a él (obvio), por lo que podría capturarme fácilmente, ¿no crees? ¡Ojalá yo también pudiera hacerme invisible! Aunque, ya que estamos en esto de los deseos, ojalá estuviera en México con mi dragoncito comiendo donas y pizzas.

 

jueves, noviembre 19, 2009

¿Qué opinan?

Quiero saber qué opinan de todo lo que ha pasado últimamente, lo que les conté el día 17. Los dragones y eso. Lo de la cueva. Porque sigo subiendo la mentada montaña pero para mí es como subir al Everest! Y mientras, claro, los dragones nomás vuelan tantito y ya. 
Y de verdad: tienen una vista y oído impresionantes. Ya van varias veces que podría jurar que casi me ven y me agarran. Es como si supieran que deben estar a la defensiva. Grrrr.

miércoles, noviembre 18, 2009

Hoy le puse varias cosas nuevas a mi blog

Digo, en algo tengo que entretenerme en lo que me da sueño, ¿no? Así que hay un juego, links, blogs, playlist y a ver qué más me encuentro.
Además, escribí un montón sobre lo último que ha pasado. O que me ha pasado. O que nos ha pasado, porque no sé qué le esté pasando a mi dragón. 

Este dibujo lo mandó Dani




¿Te acuerdas que tengo un correo? Mándame dibujos, fotos, videos, o tus preguntas para "Querido Gussi Green". Ya sabes: los leo cuando quiero y solo si quiero, y los contesto igual: a veces. Pero de pronto sí me echo un clavado, como ahora, que vi este dibujo de Dani:








Me vio un dragón

Ok. Entremos al tema:

El caso es que no todos los dragones son iguales. Algunos son rojos y tienen alas negras. Otros son color turquesa con alas verdes o amarillas. Hay unos negros-negros-negros que tienen cara de pocos amigos. Hay otros verdes con ojos rojos. Unos tienen las alas más largas, otros tienen unas garras que podrían arrancar un árbol y los colores de sus miradas son diferentes: ojos amarillos (los negros los tienen así), verdes, rojos, morados, azules, naranjas. Algunos tienen cuernos o crestas, y los dos más espectaculares son uno casi transparente, como si fuera de cristal, y otro que es azul con verde y tiene plumas coloridas alrededor del cuello, en las puntas de las alas y en la cola, además de como una especie de cresta. Pero hasta ahorita, no he visto a ninguno igual a mi dragón.

Ah, y todos son más grandes, claro, porque recordarás que mi dragón es un cachorro (tamaño elefante adulto, pero cachorro al fin y al cabo).

Lo que comienzo a sospechar es que estos dragones no son todos del mismo lugar. Como ya te conté, blogcito mío, hay cosas que leo y entiendo (más o menos) y otras que están en alguna otra lengua dragón, supongo, porque los caracteres son diferentes y no entiendo ni pío. Además, ¡vaya que les encanta escribir en acertijos! Caramba, ¿no sería más fácil decir las cosas tal y como son? A ver, ¿qué se supone que haga con el mensaje que descifré anoche? Entiendo las palabras, pero nada más.

¡Uyuyuy! Ya me vio uno de los azules. Es que además tienen una vista que parece que traen telescopios en los ojos. Así que, me desconecto y compermisito.

martes, noviembre 17, 2009

Lo voy a buscar

Por supuesto que no me regresé a México. ¡Jamás dejaría solo a mi dragón! Y eso que la tentación del cajón de las golosinas me llama y me llama, pero un amigo es un amigo y yo no quiero regresar dejándolo a su suerte.

 

Pues busqué y el dragón no estaba. En ningún lado. Seguí caminando y llamándolo por todos lados y nada. También traté de olfatearlo, pensando que quizá sí se había hecho invisible, pero no olí feo por ningún lugar.

La zona donde estamos es muy boscosa y hay unas lomas que no parecen la gran cosa (bueno, no lo parecen para alguien de tamaño dragón. A mí me recuerdan los Himalayas o, de perdida, el Popocatépetl).

Estuve acampando allí porque la recepción de mi iPod era buena y buscaba una ruta que me pareciera la más obvia para ir… ¿a dónde? Ya estamos en la república Checa y se supone que en algún lugar de aquí es donde está desaparecida, también, la mamá del dragón.

El caso es que una noche comencé a ver mensajes en el cielo. Aunque ya conozco casi todas las letras, algunos estaban como en clave y no pude descifrarlos, pero lo que sí leí fue: “El origen del problema para incautos no era. Pero para el veneno de amatista la labor está lograda. En el agua me ves pero allí no estaré. De hielo parezco pero delicado no soy. Sigue las pistas y llega porque con esto, juntos por fin, la reina tendrá la pieza que falta en su corona. Ahora ya sabes qué hacer”.

No sé por qué, pero no entiendo nada del mensaje. Y no sé por qué, pero empiezo a pensar que quizá el dichoso heredero del que tanto hablan sí sea mi dragón, porque si no, ¿para que nos pegan tantas corretizas?

Estamos en otoño, los árboles pierden sus hojas y hace un frío del Yeti (ya sabes, del Hombre de las nieves —y no hablo de helados— uy, ya se me antojó uno doble de chocolate con oreo y hot fudge. Mejor me callo). Lo malo de las hojas secas es que hacen ruido cuando camino. Lo bueno de mi tamaño es que, ¿qué dragón va a verme fácilmente? (y eso que soy tan guapo), y lo otro bueno es que son calientitas para dormir, sobre todo si encuentro algún hueco seco Y DESOCUPADO en algún árbol (parece que todos los animales del bosque ya se los agandallaron y no queda casi ninguno disponible).

Pero volviendo al asunto de los letreros en el cielo, cuando leí eso de que había que llevarlo con ella pensé que quizá encontrándola a ella, quien quiera que fuera, daría con mi dragón, y en eso que empiezo a ver a varios dragones volando. 

miércoles, noviembre 04, 2009

No se hizo invisible

He estado buscando al dragón. Lo llamo y lo llamo... y nada. No se hizo invisible (si lo fuera, ya lo habría olido —qué mal se oye y se ve esa palabra—).
Ayer, traje pizzas y no vino.
Ahora la pregunta es: ¿me pongo a buscarlo o me regreso a México?

(Yo ya sé la respuesta, pero quiero saber qué opinas tú).